«¡Si quieres ser un buen arqueólogo tienes que salir de la biblioteca!»
Indiana Jones

«El reino de la calavera de cristal»

Guardo un grato recuerdo de aquel lugar en el que mientras nosotros nos manteníamos callados, dejábamos que hablasen los libros. Me refiero a las bibliotecas de mi infancia. El olor a madera vieja, cuero y papel contrastaba con el de nuestros lápices y gominolas, y es que pocos recuerdos se mantienen con tanta fuerza intactos como los vinculados a los primeros olores.  El talco, los vahos de eucalipto o el pegamento en el álbum de cromos.

Y lo mismo me ocurre con los libros antiguos. Las cosas antiguas «no viejas», me inspiran.

Objetos que pertenecieron a otros tiempos, a personas que quizá ya no están entre nosotros, y que tendrían fascinantes historias que contar sobre cómo se hacían las cosas antes.

 

Diferentes conceptos estéticos dentro de una sociedad costumbrista, imaginativa y en muchos casos con pocos recursos. Libros y objetos, a veces de incomprensible rareza o utilidad. Todos ellos me recuerdan que antes de mi vida hubo otras y que esos vestigios conformaron sus sencillas existencias.

Una antigua máquina de fotos, un calentador de sábanas, una caja de postales de hace varias décadas, o las primeras ediciones de nuestros escritores favoritos.

¿Quiénes fueron sus dueños?

¿Dónde vivían?, ¿Qué papel desempeñó ese libro u objeto en hacerles la vida más agradable,  y en ocasiones menos absurda?…

Por ello veo todavía hoy las bibliotecas como un legado cultural o valioso tributo a nuestra memoria.

El tiempo, sin embargo transcurre con inexorable celeridad y las bibliotecas se han adaptado a esta sociedad moderna conformada hoy por ciudadanos que en su mayoría dicen leer y amar los libros, pero que en realidad se sienten más atraídos por las novedades tecnológicas y el ocio digital. En estos momentos el libro en formato tradicional no es precisamente el producto estrella y cada vez más editoriales y librerías se han visto abocadas al cierre.

A pesar de ello, como en el eterno diálogo de Casablanca, o por lo menos en mi paráfrasis libre:

“SIEMPRE NOS QUEDARÁ ALADÍ”

Hay una frase de moda que se aplica a diferentes ámbitos de nuestra sociedad y es el concepto de “reinventarse”. Algo así como adaptarse a los tiempos y redescubrir nuevas fórmulas de supervivencia.

Un ejemplo lo tenemos en el único videoclub que queda en mi pueblo: “La butaca” y que recientemente ha dejado atrás el uso exclusivo de alquiler de películas para reconvertirse en una preciosa cafetería con glamurosas referencias al cine. Ahora puedes alquilar tu película y merendar al mismo tiempo. Y en verano, incluso degustar un excelente cóctel.

Sus dueños, una simpática y joven pareja, son buenos conversadores, apasionados del séptimo arte, que te contagian de su entusiasmo.

En el mundo de las bibliotecas ha sucedido algo similar, ya no se conforman con el típico préstamo de libros, ahora engloban otras actividades culturales como: la presentación de nuevos autores, lecturas interactivas, talleres de escritura…, entre otros.

ALADÍ, el catálogo de la Red de Bibliotecas Municipales de la Provincia de Barcelona dispone de un fondo editorial con más de 789.551 títulos y 11.161.701 volúmenes. La página web ofrece interesantes recursos, recomendaciones, obras destacadas y otras sorpresas.

Por ejemplo, si deseamos saber dónde se encuentra disponible un título en particular, se puede rastrear su movimiento y solicitar su traslado hasta nuestra biblioteca más próxima.

BIBLIOTECA SANTIAGO RUSIÑOL

El próximo verano se cumplirán cinco años desde el cierre de la biblioteca Santiago Rusiñol de Sitges. Las obras de rehabilitación y accesibilidad se completaron en 2015 y según parece, en estos momentos se están dotando a las instalaciones del equipamiento informático necesario para gestionar el fondo de más de 56.000 volúmenes así como optimizar el sistema de climatización.

Aunque el traslado, clasificación y reubicación de los libros representará un arduo trabajo, desde la concejalía de cultura se apunta un pronóstico muy optimista y es probable que este próximo año reabra sus puertas de nuevo.

Indiana Jones decía que para ser un buen arqueólogo había que salir de la biblioteca, pero personalmente me resisto a renunciar a todos esos agradables momentos que descubrí entre los libros y que despertaron en mi una profunda y personal atracción por la escritura. Como el sugerente slogan del premio Planeta: «Cuanto más lees, mas vidas tienes».

La nuestra, y la de todos nuestros queridos personajes.

by Manuel Julián

 

SITGES INFOGUÍA MAGAZINE n°151 pág. 24