Famosos, ricos, atractivos e infelices. La vida mediática de personajes tan míticos como entrañables se haya salpicada de episodios, unas veces misteriosos y otros desfavorables.

Alcanzaron el cénit de lo que siempre ambicionaron los mortales, para después sumirse en el más deprimente de los abandonos.

Algunos murieron en accidentes, o fueron asesinados en la puerta de su casa, otros enfermaron a consecuencia de las drogas o como en el caso de Natalie Wood, inexplicablemente ahogados. Todavía tenían mucho que contar, mucho que vivir, pero se fueron demasiado pronto. Absurdamente enseguida.

En realidad las biografías son fascinantes, sobre todo si son sinceras. Es muy probable que jamás vivamos las mismas experiencias de aquellos actores de cine, deportistas, visionarios e ídolos de la canción que tanto recordamos, pero que a través de sus ojos o sus voces traducidas a nuestro lenguaje, hemos podido entender o aproximarnos de algún modo a lo que significaron sus vidas. No tuvieron una existencia demasiado longeva, aunque sí intensa, y sus personajes, hazañas y melodías son hoy intemporales. Es una paradoja que a pesar de disfrutar de tanta fama, riqueza y juventud, en la mayoría de los casos no fueran felices, no hasta ese punto tan simple como el de encontrar verdadera satisfacción en las pequeñas y sencillas oportunidades que nos ofrece la vida.

He oído muchas veces la manida frase de que el dinero no hace la felicidad, pero que “ayuda”. Esto en sí mismo solo es otra Fake News o falacia muy extendida, que algunos dan por buena, pero que en la realidad, más dinero y pertenencias aumenta la inherente preocupación por protegerlo, requiere una importante implicación en cuanto a tiempo y recursos económicos, más seguridad, y mantenimiento. Ser rico, en realidad no es la panacea, porque aleja a sus victimas de la realidad, les pone en contacto con otras filosofías y estilos de vida absurdos, frágiles y a veces tóxicos. Se podría decir que hay una diferencia entre ser rico y famoso y en obsesionarse con serlo, algunas de las personas más ricas y con vidas más satisfactorias sobreviven cada día con lo mínimo.

 

LA EFÍMERA JUVENTUD

«Esplendor en la hierba» «Eternamente joven» «When we were young» «Tal como éramos»…, la lista de canciones y películas que abordan el hecho de que la juventud es mucho más fugaz de lo que habríamos deseado, es interminable. En cierto modo, las biografías han mantenido jóvenes a sus protagonistas. No hay una literatura más intimista que una biografía relatada o confiada por su principal protagonista. Rozando la novela histórica, y en ocasiones de misterio, la biografía nos ofrece la oportunidad de sumergirnos en otras vidas alejadas de las nuestras. De recrear, por ejemplo, el glamour de los 60, la versión oficial de la vida, para nosotros improbable de Marilyn Monroe, Paul Newman o el mismísimo John Fitzgerald Kennedy. Retratos biográficos que nos obsequian con una gran riqueza de matices sobre hacer realidad los sueños y alcanzar nuestros objetivos, escritas con un vigoroso pulso narrativo, las biografías son a pesar de todo un mensaje de esperanza que nos comunica la idea de que aún es posible proseguir donde otros lo dejaron.

Newman: la calidez de sus infinitos ojos azules en armonía con la sutileza amable de su sonrisa contrastaba muchas veces con la tortuosidad de sus personajes indomables, sobre tejados de zinc, rebeldes y permanentemente en lucha contra los estereotipos más puritanos y conservadores. Pero, ¿quién fue realmente Paul Newman?

Shawn Levy es entre otras cosas un prolífico escritor de biografías, autor de importantes obras sobre la vida de los famosos, es el responsable de la versión oficial de las Memorias de Paul Newman. La muerte en otoño de 2008 del entrañable actor protagonista de cientos de películas calificadas como de culto, había dejado un gran vacío en la atmósfera del celuloide solo comparable a un voraz y devastador agujero negro. El Best Seller “Paul Newman: A Life” intentó llenar ese vacío.

The New York Times escribió sobre la obra de Levy:

 “El resultado es un apasionante relato sobre la vida íntima y pública de un gran actor, sobre las experiencias de un gran hombre y, en definitiva, sobre el cine y el mundo en el siglo XX. El mejor libro sobre Newman y una de las grandes biografías de la década”

En las páginas de este manuscrito biográfico podemos asomarnos a lo que fue la vida íntima de Newman y saber cómo se sintió por ejemplo cuando perdió a su hijo Scott por sobredosis, sus escasos reconocimientos; un solo Oscar como actor (aunque recibió otro honorífico a su trayectoria). Una dilatada vida entregada al séptimo arte, divorcios, esperanzas truncadas, adicciones al alcohol y pequeñas reflexiones que llegan al lector como una clara advertencia sobre la frágil y ansiada felicidad, que todos anhelamos. Newman era uno de los actores más carismáticos de su generación, había tocado el cielo con la punta de los dedos, pero no era feliz y sus decisiones, hábitos y tendencias así lo demostraron.

“No se puede ser tan viejo y no sorprenderse cada mañana. Es increíble que haya sobrevivido al alcohol, al tabaco y a los coches de carreras”.

Paul Newman (1925 – 2008)

En este artículo hemos hablado de un género literario nada despreciable como es la biografía, hemos visto también que puede ser muy aleccionador, si somos capaces de verlo de esta manera, no repetir los errores que otros cometieron y poner la mano en el fuego para saber por nosotros mismos si es verdad eso que todos dicen de que quema. Hemos realizado también un salto al vacío, una pausa para la meditación; son muchos los testimonios, y las biografías así lo ilustran, de que el dinero, la fama y la juventud no llevan automáticamente a la felicidad, no como una consecuencia natural. Así es que debemos, sin ser extremadamente conformistas, apreciar lo que tenemos ahora en lugar de angustiarnos por alcanzar lo que “creemos” que necesitaremos en el futuro. Al fin y al cabo el futuro aún no está escrito, y la nuestra podría ser la última biografía.