Before printing this e-mail think carefully if it is necessary.
Seguramente lo hemos leído muchas veces en el pie de firma de los correos electrónicos y viene a decir que no imprimas el documento si no es absolutamente necesario.
Un mensaje ecológico y que promulga la creencia de que muchos pequeños gestos pueden hacer que el mundo se conmueva, reconsidere sus tendencias y actúe con sentido común. Es una iniciativa que parece diluirse en las rutinas y pies de firma de millones de e-mails de todo el mundo.
Los artículos destacados en los periódicos de principios de finales de verano han arrojado más luz a la imperativa ecológica.
El impacto del hombre sobre la naturaleza nos aproxima al guión cinematográfico en el que hablando de nosotros mismos se nos ha comparado a un virus. Los desastres naturales serían la respuesta, la fiebre que intenta combatir ese virus, o el resultado de un uso egoísta e irracional de los recursos naturales.
Hemos visto a osos polares merodeando cerca de asentamientos humanos en busca de comida. A barcos perdidos hace casi siglos emerger de nuevo al derretirse el hielo, huesos de mamuts en Yacutia, Siberia Oriental que durante miles de años se hallaban sepultados bajo el permafrost, afloran ahora debido al calentamiento global. Tormentas desproporcionadas y aumento intenso de temperaturas que en algunas regiones rozaban los cincuenta grados.
Lamentablemente y a pesar de las advertencias, para algunos, la inquietud sobre el desequilibrio natural se ha convertido en un simple estilo de vida snob. Reciclar, apagar el coche cuando está detenido, recoger los excrementos de sus mascotas, etc. Son rutinas que han decaído en el ranking de popularidad hasta límites insospechados.
¿Por qué hemos dejado de ser ecológicos?
Una buena parte del motivo está relacionado con el stress que sufrimos. Durante nuestras actividades cotidianas, casi no hay tiempo para nada y esto es un grave error, a ello añadimos los problemas de salud, laborales y económicos y que se han convertido en nuestras principales preocupaciones. Todo ello no nos permite pensar a largo plazo, o considerar qué huella dejaremos en la naturaleza.
A principios de los años 90 se crearon en Estados Unidos dos organizaciones: Redefining Progress y EarthDay Network, que mediante un sofisticado test de medición, pueden calcular el impacto de nuestra huella ecológica en el mundo. El resultado del test es un número parecido al de un código de barras, cuyo algoritmo determinará si nuestra manera de consumir hoy es sostenible en el tiempo.
El cálculo se hace en función de nuestro gasto energético (agua, electricidad, combustibles fósiles) de forma directa e indirectamente.
GASTO DIRECTO: lo hacemos tanto con el combustible que le ponemos a nuestro vehículo, o el que usa el transporte público, también el consumo eléctrico y de agua que hacemos en casa, el trabajo, etc. Es un gasto que puede depender de nuestro estilo de vida, por ejemplo no tiene el mismo impacto ecológico usar el automóvil, que desplazarnos a pie, en bicicleta o en transporte público; ahorrar agua o electricidad tendrá menor impacto que dejar grifos abiertos o luces encendidas cuando no son necesarias.
GASTO INDIRECTO: El gasto indirecto de energía se relaciona con el transporte de productos que deben ser traídos al mercado local: los productos importados, las frutas, verduras, carnes, ropas y productos manufacturados que vienen de otras zonas del país, que no son kilómetro cero y que se ven afectados por la globalización. Otro factor que influye indirectamente es nuestro tipo de vivienda, si reúne los requisitos como para considerarse un hogar eficiente energéticamente, y los bienes y servicios que utilizamos.
Se ha calculado que solo en Estados Unidos la huella ecológica del país requeriría los recursos de 5,38 planetas iguales al nuestro para sostener a la población global, según los estudios sobre estándares de consumo
Una sencilla app puede ayudarnos a realizar nuestro propio cálculo, podemos medir nuestra huella ecológica si consultamos el sitio: Ecological Footprint.org y haciendo click sobre el país seleccionado y el idioma de preferencia.
¿Alguna vece hemos pensado en qué clase de planeta estamos dejando a las siguientes generaciones? pues bien, ese tiempo ya ha llegado y las siguientes generaciones ya están aquí.
Tomar conciencia de cuál es nuestro estilo de vida y cómo nuestras decisiones de consumo afectan a una parte importante del ecosistema, puede ayudarnos a reflexionar y a que las pequeñas campañas ecológicas como el contenido de pie de firma de correos electrónicos no caigan en el olvido.
Escritor en Ediciones DéDALO desde 2012. Redactor de contenidos para revistas culturales, blogs y páginas webs. Corrección ortotipográfica y de estilo. Writer freelance. Conferenciante. Autor de libros, relatos breves y cuentos para diferentes edades.