No escribía una poesía desde principios de los ochenta. Encuentro realmente difícil, mucho más que escribir una novela de 800 páginas, sintetizar en solo unas frases todo el odio, amor, miedo, audacia, rabia y paz en unas pocas estrofas. A pesar de ello hice lo que he hecho siempre, lanzarme a una piscina desde lo más alto del trampolín sin comprobar si había agua.

Este año, sobre febrero, participé en el II Concurso de Poesía patrocinado por: “Objetivo más Letras”. Se trataba de 26 versos distribuidos en 7 estrofas y el tema era sobre “renacer”, en toda la amplitud de significados del propio concepto. Superar una enfermedad, una decepción, un revés económico, un desengaño …, la multitud de posibilidades podría ser inagotable, sin embargo, escogí un tema en el que ya he indagado a través de mis libros. “renacer del desamor” y por ello tomé prestado el título y los personajes de la historia que estaba escribiendo en esos momentos: “Dos veces sin Brenda”.

Entregué el trabajo a tiempo y este pasó a la supervisión de dos jurados; uno formado por la propia organización con nombres muy reputados y reconocidos y otro el jurado popular, formado por todos los que marcaran con su “I Like” el poema en la plataforma cultural. Debo decir que, aunque tuve buena acogida, no quedé el primero, porque, digamos que el jurado ”popular” estaba muy absorto en sus vidas…, las consecuencias de una pandemia mundial, el desgaste emocional de la invasión de Ucrania y la propia erosión de los días que tanto nos atrapa en su inercia sin sentido. En fin, después de cientos de propuestas, quedé el cuarto, a pesar de ello, alguien opinó: “Para mí el mejor de largo, enhorabuena”.

Fue una bonita experiencia, teniendo en cuenta que hacía más de cuarenta años que no había escrito un poema. Para aquellos que aman la poesía, aquí tienen unos versos:

DOS VECES SIN BRENDA

El agua inquieta de un río profundo me mira desde tus ojos.

No soy el que fui, ya me libré de aquellas piedras,

el olor a tierra me recuerda de dónde vengo.

Continué hasta hoy buscándote en la primera brisa,

en los rincones del olvido, de imágenes y voces que se alejan.

Un demonio blanco escondido en el papel,

un silencio devastador recorriendo mis peores sueños.

Regresé a los lugares que compartimos, tan desnudos hoy de ti,

caminé por las calles de nuestra infancia,

bebí en las fuentes que entonces nos refrescaron,

intenté descubrir tu sonrisa en un murmullo fugaz,

pero los pájaros remontaron el vuelo.

Atravesé un desierto que nunca fue de arena,

un mar glaciar de minutos derretidos,

densas sombras sobre una calle solitaria.

Y entonces despertó el nuevo amanecer

ha renacido de una voluntad que agonizaba,

del amor encerrado en una nueva melodía.

Ya no siento el miedo a perderte,

no ahora que por fin el fuego consumió lo que quedaba,

en el árbol del parque donde cicatrizaron nuestros nombres.

Ha renacido el amor en un bosque oscuro y marchito,

en el atardecer donde el musgo crecía lentamente,

en el lugar donde descansan las flores desnudas,

gracias por enseñarme el camino,

por cada uno de aquellos momentos que una vez fueron nuestros.

Manuel Julián

Suzy Hazelwood para Pexels