He visto una docena de veces Forrest Gump también en versión original, algo que recomiendo, ya que los diálogos nos transportan a una nueva dimensión del sonido e interpretación de la película, y me entristece que la mayoría de las personas solo recuerdan de la película la frase sobre la vida y los bombones. Solemos caer en los tópicos fáciles y sin esfuerzo.
En realidad todo nosotros tenemos muchas más cosas en común con el personaje interpretado por Tom Hanks de lo que en principio podríamos imaginar. Muchas veces nos hemos sentido como una persona que no encajamos en nada, ni en el lugar en el que vivimos, ni en nuestro estilo de vida o en lo que esperábamos del futuro. En nada.

 

Forrest Gump no es solamente un idiota intentando adaptarse a un mundo que no es el suyo, al fin y al cabo «tonto solo es el que hace tonterías» y después de ver la cinta una y otra vez me he dado cuenta de que entre las frases se cuelan pensamientos que han estado latentes durante toda nuestra vida, como el miedo a la perdida, (Gump perdió a Jenny, el teniente Dan perdió las piernas y Buba perdió su vida y su sueño de crear un próspero negocio de pesca) La película nos habla también del miedo al fracaso, del amor infantil, de asumir riesgos, enfrentarnos a ellos, librar batallas y vencer aunque desde el principio nos hayamos sentido las personas más débiles e inadecuadas para el entorno en el que nos desarrollábamos.

Forrest Gump me atrae también por la época en que transcurre la historia, la segunda mitad del siglo XX y mis añorados años 60. Elvis Presley, J.F. Kennedy, Vietnam, los Hippies, Joan Báez, Aretha Franklin…

La cinta y su banda sonora me transportan de nuevo e inexorablemente a una infancia perdida, una época en que escuchar los Beatles, leer los comics de Marvel y masticar chicle en clase estaban mal vistos y se clasificaban en esa larga lista de pecados o malas prácticas. ¡Cómo ha cambiado el mundo desde entonces! Ahora que tenemos casi 300 canales de televisión que emiten durante todo el día y toda la noche contenidos inapropiados incluso para adultos y a los que todo el mundo se ha acostumbrado.

El guion original de la película, es decir, el verdadero autor de la historia fue Winston Groom, un escritor e historiador estadounidense con más de una docena de títulos en su poder. Lo que quizá muy pocos sepan es que mientras se rodaba Forrest Gump, Groom ya había escrito una secuela titulada: Gump y Co.

En esta precuela, la novela sigue la voz en off con una narración en primera persona del propio Forrest, por lo que contiene giros de lenguajes y errores gramaticales propios del personaje.

El argumento:

Después de la muerte de su esposa Jenny, y el fracaso que sufrió con la empresa de Camarones Buba-Gump, Forrest busca la forma de mejorar su vida junto a su hijo. Al igual que el primer libro Gump «tropieza» en momentos históricos de la historia estadounidense, por ejemplo, se encuentra con el mismo Tom Hanks, asiste a los premios Óscar y gana un premio.

Forrest ingresa al equipo de los Santos de Nueva Orleans aunque es despedido, así que empieza a vender enciclopedias de puerta en puerta, e incluso ayuda en programas de cocina.
Más adelante bloquea al Exxon Valdez y ayuda a destruir el Muro de Berlín. Como todos sus planes fracasan, Forrest se encuentra con Jenny en una especie de alucinación, ella le pide que rebautice la compañía de camarones, con la ayuda del Teniente Dan, Forrest accede al igual que el teniente, y juntos rebautizan la compañía de camarones Buba-Gump, aunque esta vez vendiendo más tipos de mariscos.

 

 

El rodaje de la película se interrumpió definitivamente debido al atentado terrorista a las Torres Gemelas. Ese día el mundo había cambiado y el desarrollo del argumento ya no tenía sentido ni su lugar en el desarrollo de los acontecimientos.

Todas las historias como la vida misma deberían tener una segunda oportunidad. El Forrest Gump original, inimitable es inmejorable y no puede ser superado por una segunda parte. Pero no solo me habría encantado leer ese segundo relato, sino verlo también en la gran pantalla. Porque la historia de Winston Groom sigue viva dentro de cada uno de nosotros.