En la mayoría de los casos, una redacción siempre está sujeta a intereses privados, es decir, el escritor no es el que escoge el tema, sino que este viene dado por la persona o empresa que solicita sus servicios.

Los temas pueden ser muy variados: moda, alimentación, ecología, ocio, tecnología, turismo, cultura, vivienda, gastronomía, actualidad…, por ejemplo, si tienes que escribir para una agencia inmobiliaria, quizá introduzcas un artículo de unas mil doscientas palabras con un tema general que capte la atención, que incluyas algunas declaraciones de prensa o ciertas reflexiones sobre el avance del mercado inmobiliario y que desarrolles los argumentos hasta que prevalezca la agencia como la mejor solución para la búsqueda de una vivienda.

Una redacción debe incluir datos y declaraciones bien contrastadas, por lo que hay que tener mucho cuidado con la selva de Internet y las “fake news”, encuestas, cronologías y cifras. Esto en sí mismo representa un gran trabajo de investigación, lo que antes se consideraba una “tarea de campo” y que puede incluir entrevistas, llamadas de teléfono o consulta de fuentes acreditadas. No hay nada peor que dar la impresión de no saber de qué se está hablando o de encontrar el mismo artículo repetido por todas partes como un gran copia-pega.

La seriedad y el rigor de la redacción debe ser siempre respetuosa con los antecedentes culturales, opiniones y tendencias de los lectores. Lo contrario iría en detrimento del propósito del artículo y perjudicar seriamente la marca y reputación del lugar donde se ha publicado. El mejor segmento para crear nuevos posts en una página comercial o de productos y servicios es el espacio de participación, que por lo general conserva la estructura de un blog. De manera que, si eres empresario y tu Website todavía no dispone de ese espacio, sería recomendable crearlo cuanto antes y mantenerlo actualizado. Esta eficaz herramienta te permitirá conocer las opiniones o inputs de tus clientes y nuevos interesados. Las personas aprecian la proximidad y la transparencia, las zonas comunes donde alguien te atiende con una tablet o un portátil y se toman un café contigo en lugar de la rigidez de un despacho y el parapeto de un escritorio.

No es lo mismo encargar los contenidos a un informático de “Insight Technology” que a un escritor. Sin desmerecer los conocimientos del técnico de plataformas online, lo cierto es que un escritor flirtea mejor con el lenguaje, con la calidad de los textos. Crea su propio estilo y esto puede despertar el interés y fidelizar a los lectores. La idea es que una persona pase el mayor tiempo posible visitando, navegando y haciendo clics en una página corporativa que simplemente asomarse y renunciar a continuar. El posicionamiento de esa página en los primeros lugares de un buscador de internet, dependerá del lenguaje, de las palabras bien escogidas, que casi siempre son sugeridas por el CEO o el responsable de la construcción del sitio.

La redacción, cuando es rica en matices, cuidada en su vocabulario y que sabe conducir al lector a las conclusiones correctas, puede ser el activo más valioso de una empresa después de la atención al cliente. El poder de la palabra difiere al poder de las imágenes, cuando el escritor puede narrar, describir y escenificar todo lo que no podemos ver a simple vista como los pensamientos, los olores, las sensaciones, recuerdos. Podemos ver una imagen de un día frío, pero un buen escritor puede hacer que te sientas dentro de la imagen y que el frío te sobrecoja sin moverte de tu butaca. Por eso, muchas veces los libros superan al guion cinematográfico y a la propia superproducción, porque no hay nada más poderoso que las imágenes que evoca un texto en nuestra imaginación.